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ESMALTES PERMANENTES

Según las últimas noticias del Colegio Oficial de Podólogos de Asturias, el uso continuado de esmaltes permanentes puede ocasionar diversos daños en las uñas, tales como, hacer que las uñas se hagan más finas, pierdan brillo, que se rompan con facilidad, aparición de manchas blancas o amarillas, además de infecciones por hongos, debido a los daños producidos por los esmaltes, acetonas concentradas, tornos, lámpara UV o LED empleados en estética.

La técnica conlleva primeramente el pulido de la lámina ungueal para dejarla porosa y facilitar la adhesión de las capas de gel, por lo que las uñas pierden grosor.

Posteriormente, se aplica el gel, el esmalte, y para el secado se utilizan lámpara UV o LED.

Durante todo el tiempo que la uña permanece cubierta, no transpira de forma natural.

Pasadas unas semanas se hace necesario la retirada del gel y el esmalte con otro pulido y el uso de una acetona concentrada.

Todo este proceso puede producir el debilitamiento, el déficit de hidratación y el origen traumático necesarios para convertir la uña en un foco generador de hongos.

La aparición de manchas o rugosidades en las uñas, el aumento de la sudoración y la maceración interdigital, el tener la piel escamada en esa zona, un cambio de color en las uñas o en los dedos y la aparición de mal olor o pequeñas ampollas, pueden ser algunas señales que pueden mostrar la presencia de hongos.

A veces, con el uso de los esmaltes permanentes se intenta tapar manchas antiestéticas sin conocer su origen, empeorando o enmascarando un problema mayor.

Tampoco es aconsejable el uso de los remedios para los hongos publicitados pues no son del todo efectivos.

Por ello, es importante acudir a un profesional cualificado, es decir, a un especialista podológico, que diagnostique cuál es el origen de dichas manchas y que prescriba la medicación para tratarlas.

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